Nuestra Historia

Una historia de cuidado que nació en casa y hoy abraza a muchas familias.

El Hogar Virgen del Valle abrió sus puertas el 28 de febrero de 2010, pero su historia comenzó mucho antes. Somos una familia con más de 30 años de experiencia dedicada al cuidado del adulto mayor en San Juan, inspirados por una mujer que marcó el camino: Fany Luna de Lloveras, pionera en la atención cálida, respetuosa y comprometida de las personas mayores en nuestra provincia.
Ella fue madre, abuela, y sobre todo un ejemplo. Su forma de cuidar trascendió generaciones y se convirtió en el corazón de este proyecto familiar que hoy sigue creciendo.
El hogar está dirigido por Marta Lloveras, su hija, junto a sus hijos Estela, Romina y Ricardo, quienes conforman un equipo familiar unido por una misma convicción: que cada residente viva en un entorno seguro, amoroso y con el confort de sentirse en su propia casa.
A lo largo de los años, nos mantuvimos fieles a esa esencia, pero siempre innovando para ofrecer el mejor servicio posible, adaptándonos a nuevas necesidades, mejorando nuestras instalaciones y sumando profesionales que comparten nuestros valores.
Actualmente, alojamos hasta mas de 20 residentes, en un espacio cálido y pensado para que cada persona reciba atención integral: médica, emocional y humana.

Ser un referente en el cuidado humanizado del adulto mayor, transformando el concepto tradicional de geriátrico en un verdadero hogar: vivo, respetuoso y activo. Apostamos a crecer sin perder lo esencial: el trato cercano, la escucha y el compromiso con cada persona que nos elige.

Brindar un entorno seguro, afectivo y digno para adultos mayores, ofreciendo atención integral en salud, contención emocional y calidad de vida. Acompañamos desde el respeto y la empatía, promoviendo la autonomía y el bienestar en cada detalle cotidiano.

Respeto por la individualidad, los tiempos y las decisiones de cada residente.

Calidez humana como eje de cada vínculo y cada cuidado.

Responsabilidad en la atención médica y en el acompañamiento diario.

Empatía, para comprender y responder con sensibilidad.

Confianza, construida día a día con transparencia y presencia real.

Dignidad, como principio innegociable de cada acción.

¿Tenés alguna duda?

Si desea realizar una consulta o necesita más información, estamos a su disposición para asesorarlo de forma clara y personalizada.